Los Enterradores – Capítulo V

Capítulo V
El Ser Final

Ogoroth se detuvo en seco cuando apareció Ogarath. Y sonrió. Al fin había sucedido. Todo el bien se hallaba reunido en un único ser. Ambos Neocrón se observaron mutuamente durante bastante tiempo, escrutando su superficie y los pensamientos más fuertes que eran emitidos como destellos. Ogoroth y Ogarath llegaron simultáneamente a la misma conclusión: eran iguales. Ahora incluso físicamente. Ogarath estaba sorprendido.

-Ya te has dado cuenta, ¿verdad?-, dijo Ogoroth.

Ogoroth no había cambiado, sin embargo ya no se percibía esa sed de mal que lo había caracterizado hasta ahora.

-Mis ansias de destrucción sólo son percibidas como tales por seres inferiores. Pero ahora me encuentro ante mi semejante.

Entonces Ogarath percibió que Ogoroth estaba a punto de atacarle. Tomó la Partícula Primordial y comenzó a alejarse en la dirección contraria. Ogoroth se teletransportó a su posición y descargó un enorme golpe contra el Neocrón. Ogarath retrocedió pero mantuvo el control de la Partícula.

-Sólo quiero hablarte.

Ogarath, que hasta ahora había permanecido callado, rompió su silencio:

-¿Qué quieres de mí? Ya no puedo ejecutar el Plan. El Universo se acabará, has ganado. Al menos permíteme que deje un nuevo Mensaje.

-¿No vas a usarla?

-No lo sé-, respondió Ogarath fijando su vista en la Partícula, -¿me la vas a quitar?

-Puede. Pero, ¿no era acaso eso lo que quería Sairog?

-Sairog estaba equivocado. Tras la fusión todavía no sé qué hacer con la Partícula.

-Entonces déjame que te explique la situación: ¿no te has preguntado por qué la Partícula Primordial fue encontrada en aquellas circunstancias?

-Evidentemente fue puesta y escondida allí por alguien, por un ser inteligente, y muy poderoso-, respondió Ogarath.

-Así es, pero ¿qué hubiera pasado si hubiera sido encontrada por seres inferiores, por meros seres vivos mortales?

-No hubieran podido mantener el confinamiento, se hubiera desestabilizado y arrasado el Universo.

-Exacto, y entonces no habría existido un Mensaje para el siguiente Universo. Pero la encontró Sairog, la encontró uno de los Dos Últimos, y la Partícula todavía está aquí.

-Estaba bien escondida, no hubiera sido fácil encontrarla sin nuestros poderes.

-No, no hubiera sido fácil, pero no hubiera sido imposible.

Ogarath empezaba a comprender qué es lo que trataba de decirle Ogoroth. En efecto, ¿qué hubiera pasado si en el anterior Universo hubiese existido otra Partícula Primordial como esta? Nada hace pensar que este Universo sea especial y esté por tanto dotado de tal objeto. Tuvo que ser encontrada por los que dejaron el Mensaje, pues sólo ellos tendrían poder suficiente como para no hacer peligrar su confinamiento. Pero si fue encontrada por esos seres, ¿por qué no se menciona la existencia de algo tan importante en el Mensaje? Si es que no hubo una Partícula Primordial en el anterior Universo, tampoco pudo haberla habido en los Universos anteriores a ése, puesto que se hubiera reflejado en el Mensaje. Así pues, o bien la Partícula Primordial sólo existe en este Universo, o bien no fue encontrada en ningún Universo anterior, o al menos alguno suficientemente reciente, lo cual es bastante improbable; o bien su existencia se omitió en el Mensaje anterior intencionadamente.

-Veo que vas comprendiendo-, dijo Ogoroth, -pero todavía no sabes por qué no deberías mencionarla en tu Mensaje. Yo tengo una teoría al respecto: no hay que dejar ningún mensaje, usar la Partícula Primordial es tu último y verdadero objetivo. Mejor dicho…, nuestro objetivo.

Conforme decía estas palabras Ogoroth se acercaba lentamente a su interlocutor. Ogarath, consciente de esto se preparó para el combate. Ogoroth ya estaba lo suficientemente cerca como para poder arrebatarle la Partícula. Sin embargo, Ogarath no se movió, estaba seguro de que no tendría que usar la fuerza.

-¿Y cuál es entonces nuestro objetivo?

-¿Es que no está claro?-. Ogoroth miró a su alrededor, señaló a una galaxia repleta de agujeros negros y estrellas de neutrones. -Destruir este Universo, ¿para qué sirve si no la Partícula Primordial?

-Y a nosotros con él. Eres sin duda el mal.

-No represento al mal como habéis pensado desde el principio. Aquí estoy hablando contigo, Ogarath, no luchando. Sólo represento la oposición al Plan. La oposición a mantener el Universo moribundo por siempre. También lo dijo Sairog-. Ogoroth sonrió por segunda vez. -Me gustaba ese Neocrón.

-Es cierto que el Universo no sería un sitio agradable, ¿pero qué opción nos queda?

-Usar la Partícula. Y sabes de sobra que sólo hay un modo de hacer eso con unas mínimas garantías de éxito.

-No queda más remedio pero deberemos estar en contacto mental antes de la fusión. He de asegurarme de que trataremos de dejar el Mensaje si finalmente no podemos usar la Partícula.

-De acuerdo.

Y las últimas palabras de Ogoroth sonaron extrañamente serenas y poderosas al mismo tiempo. Los dos Neocrón se acercaron lentamente, creando un fuerte campo electromagnético que comenzó a formar un flujo de partículas de polvo y gas interestelar en torno suyo. Poco después, las galaxias circundantes comenzaron a girar en torno a los Neocrón. Antes que sus cuerpos, sus mentes se unieron y empezaron a alcanzar una comprensión absoluta de cada uno de ellos. Finalmente ocurrió la fusión, en un destello que pudo ser observado en todo el Universo, o al menos a donde llegara la luz antes de su fin. Sin embargo, nadie vería aquel resplandor, pues el único ser del Universo había nacido.

El Único, el Ser Final, tenía una percepción de la realidad muy superior a la de cualquier Neocrón. Su capacidad de discernimiento atravesaba la misma estructura íntima del Cosmos. En su soledad se centró en la Partícula Primordial. Al observarla lo comprendió todo. Llegó a la conclusión correcta. El único fin del Mensaje era la creación del Ser Final, de él mismo. Salvar el Universo era la meta que habían perseguido los Neocrón durante miles de millones de años, y por el camino habían evolucionado hasta convertirse en seres inmortales y de un poder extraordinario. Tras este proceso, toda la fuerza vital del Universo se concentraba ahora en un único ser. Pero no estaría solo.

Tomó la Partícula Primordial y retiró el confinamiento. El consiguiente Big Bang arrasó el antiguo Universo, creando un nuevo Universo que pronto produciría estrellas, galaxias, y vida.

El Único se encontró observando este proceso en la lejanía. Estaba fuera del Universo. Una voz resonó en su mente:

-Eres el siguiente. Ven, conocerás a los demás.

Epílogo

El Único se alejó del naciente Universo y entró en un espacio neblinoso iluminado por una cálida luz.

-Has nacido del anterior Universo. Llegaste a tu madurez y usaste la Partícula Primordial antes de que ésta os aniquilara.

-Así que hay más seres como yo.

-En efecto, cada Universo puede dar uno de nosotros.

Un ser apareció en la niebla. Era quien le había hablado. Era muy diferente de él, pero lo reconoció como su igual.

-Hemos creado un Universo tras otro durante miles de millones de eones, con el objetivo de obtener seres como nosotros. Tú has provocado el nacimiento del próximo Universo, el siguiente Ser Final tendrá algo de ti-. La niebla se fue disipando. -Ahora verás la auténtica realidad.

Fin

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Y aquí acaba la historia, espero que os haya gustado. Naturalmente, esta semana no hay opciones a elegir pero podéis dejar algún comentario final.

El martes que viene comienza una nueva serie.

P.D.: Algún día escribiré una «precuela» que cuente la historia de los Neocrón desde el Profeta hasta la aparición de Sairog, Odara, Rinat y, por supuesto, Ogoroth.